¡Feliz cumpleaños, mi querido Cary! Hoy no podía faltar una nueva entrega de mi Proyecto Cary Grant, aún cuando estemos en medio de otro proyecto como lo es el Abecedario de musicales, y tocó una película a la que tengo ligado un recuerdo especial porque tuve oportunidad de verla por primera vez hace varios años en la pantalla grande, en una sala llena de amantes del cine clásico.-
Julie Eden (Carole Lombard) es una joven viuda madre de una niña de cinco años (Peggy Ann Garner brillante en su papel) que está de vacaciones en una casita de campo cuando conoce por casualidad a Alec Walker (Grant), un rico empresario que vive cerca. Julie y Alec improvisan un picnic junto a un estanque, hacen una cita para el día siguiente incorporando a la niña de ella, se sienten atraídos el uno por el otro, todo va de maravillas… hasta que acompañamos a Alec a su casa y descubrimos que ¡está casado! Y nada menos que con una mala malísima que responde al nombre de Maida pero tiene el rostro de Kay Francis. A partir de aquí se desata el melodrama: Maida y Alec sólo tienen un matrimonio en apariencia (de allí el título original de la película, Maida es una esposa “sólo en el nombre”), se detestan y Alec apenas hace lo más mínimo para disimular la verdad ante sus padres (Charles Coburn y Nella Walker), quienes para empeorar las cosas, adoran a su nuera. Pero Maida le niega a Alec la posibilidad de un divorcio porque lo único que busca es mantener su posición social.-
In Name Only es una película extraña porque uno más o menos adivina por dónde irá la historia y de todos modos no se trata del conflicto más apasionante del mundo. Sin embargo es muy atrapante y uno se queda esperando ansioso a la siguiente escena. Parte de este encanto está dado por la fotografía impecable que el director Cromwell logra junto con el director de fotografía J. Roy Hunt. La película empieza en plena mañana de verano, al aire libre en un paisaje idílico pero a medida que la trama se complica, la fotografía se va oscureciendo hasta el punto en que muchas de las escenas transcurren a media luz o directamente en la oscuridad con apenas luz suficiente para adivinar un perfil o un movimiento. Hay una escena en particular que transcurre a bordo de un tren y que es una gloria de la fotografía en blanco y negro.-
La otra delicia que ofrece esta película es la dupla principal. Grant está particularmente maravilloso en este papel que le permite mostrar un amplio espectro entre el hombre agobiado por la trampa en la que se metió con su matrimonio y la euforia de un nuevo amor con sus promesas de futuro. Su Alec es encantador y rápido de reflejos (la escena en la que se libera de las provocaciones de la mejor amiga de su esposa, interpretada por Helen Vinson, es deliciosa), excepto cuando se trata de Maida, claro está. En relación a ella dan ganas de tirarle con un zapato, al ver cómo sigue cayendo en sus trampas, pero aún así, esta podría ser una de mis interpretaciones favoritas entre todas las que he visto hasta ahora. Es muy fresca y en muchas escenas me hizo acordar a Rock Hudson en el brillo cómplice de la mirada como si estuviera pensando “no puedo creer que además me paguen por hacer esto”.-
Lombard también está en plena forma y hace de tercera en discordia con mucha dignidad, sin caer en excesos. La única que aparece algo desangelada es Kay Francis, en parte por su personaje y en parte porque parece tener ganas de estar en otro sitio, pero aún así su Maida es tan perversa que uno no puede evitar admirarla con espanto. El único personaje que parece fuera de lugar en la historia es Laura (Katharine Alexander), la hermana de Julie quien, habiendo perdido a su marido por una infidelidad, se opone férreamente a que su hermana menor se involucre con Alec.-
Es curioso como el Código Hays parece haber puesto un manto de piedad sobre la infidelidad siempre que la esposa (no me viene a la mente ningún ejemplo inverso, excepto en el film noir) sea quien falló en sus “deberes conyugales”, a veces por maldad, a veces por enfermedad u otra falencia. Este modelo, que ya venía del período pre-code (me vienen a la mente Forbidden y When Ladies Meet) tendrá posiblemente su máximo exponente en Now, Voyager y no siempre termina bien para la protagonista. Aquí, el final llega de la mano de un giro trágico inesperado, que casi podría leerse como un intento de suicidio, y que es tal vez apresurado y en parte caprichoso en el sentido en que lo que termina resolviendo el conflicto podría haber ocurrido mucho tiempo antes, pero no por ello menos satisfactorio.-
Como regalo de cumpleaños, dejo una foto del “detrás de escena” de esta película que me ha encantado. Díganme si nuestro agasajado de hoy no está para comérselo, con anteojos y todo (muy a lo Clark Kent, dicho sea de paso).-
Hola Bet
ResponderBorrarCurioso pero la historia parece el "negativo" de lo que estamos acostumbrados; por lo general la "comprensiva" es la de casa y la "pérfida" es la otra. Y, por lo general, no suelen ponernos al "indeciso" como un personaje al que sea fácil de entender. Pero, claro, ¡hay que salvar al soldado Grant!
Normal que Kay esté desangelada: la casan con Grant, aparece Carole y, por si fuera poco, con una pequeña ayudante. A mayores, una hermana que es un Pepito Grillo cargado de razón. Es o no es para decir que le han hecho trampa.
Un saludo, Manuel.
PD. no entiendo tu última frase; yo veo a una rubia que cuando era adolescente -y por la forma de poner la carpeta- ya sabía que era dirección prohibida. Bueno, también creo ver algo borroso detrás de una corbata.
Sí, aquí (me permito agregar) lo que hace que sea fácil entender al héroe es la excelente interpretación de Grant porque su Alec es tan diferente cuando está con una mujer y con la otra. Es tan espontáneo y simpático con Julie y tan amargado con Maida que uno le perdona la infidelidad. Además Maida es una serpiente enroscada, qué decirle...
BorrarLa hermana es horrible porque uno aprende que cuenta la historia según como le haya ido a ella. Cuando es la mujer engañada resulta que todos los hombres son una porquería pero si le va un poco mejor, la vida es maravillosa... dudoso criterio el de esta mujer...
Tuve que releer la última frase porque ni yo recordaba qué quise decir, querido Manuel, jaja. Es esto, que Grant está tan lindo en esa foto que me comería hasta sus anteojos, cristales y montura incluídos. Hablando en serio, me gustó la fotografía porque no recuerdo haber visto antes fotos de Grant con anteojos en su juventud. Todas las que recuerdo son de cuando ya peinaba canas.-
Le mando un abrazo grande, Bet.-