Invitation to the Dance (Invitación a la Danza) - Gene Kelly, 1956.-
Invitation to the Dance es un largometraje compuesto por tres historias breves contadas exclusivamente a través de la danza y el montaje, sin uso de diálogo y con una coreografía concebida específicamente para la gran pantalla (es decir que no se trata de ballets filmados sino de piezas que sólo pueden presentarse en el cine). Según leí alguna vez, el film se produjo entre 1952 y 1954 pero MGM decidió “archivarlo” por dos años y cuando finalmente habilitó su estreno, no tuvo éxito comercial. El público y la crítica no mostraron demasiado interés y hasta se dijo que el ego de Kelly había afectado el producto final, como si todo se tratara de un auto-homenaje. Lo cierto es que la idea original de Kelly era utilizar el gancho de taquilla que representaba su nombre en 1954 para poner en vidriera el talento de bailarines desconocidos para el gran público y que él sólo planeaba aparecer en uno de los segmentos (uno que finalmente no llegó al montaje final), pero el estudio exigió que la estrella apareciera en todos los números como condición para financiar el proyecto.-
Esta película es, en mi opinión, el gran legado artístico de Gene Kelly. La película presenta un catálogo bastante acabado de su obra como coreógrafo, del tipo de movimientos que siempre utiliza en sus rutinas y de los distintos estilos y tonos que manejaba. Es además el máximo exponente de esta idea que venía trabajando por lo menos desde Cover Girl de 1944, consistente en que a través del baile y el movimiento podía contarse una historia no sólo en términos objetivos sino también subjetivos. Y aparece también como la consagración del ballet como pieza cinematográfica narrativa, un concepto que Kelly tomó de The Red Shoes e implementó por primera vez en On the Town. Podrá luego discutirse si toda esta información es relevante o no a la hora de sentarse a ver la película. En mi opinión, salvo que uno sea de por sí un amantes del ballet, no viene mal tener en cuenta la intención del realizador para predisponer el ánimo a lo que se está por ver. Dicho de otro modo, diría que esta película no es para principiantes en el visionado de musicales o para quienes se acerquen a ellos con desconfianza o una cuota de cinismo.-
Dicho todo esto (qué larga me ha quedado la introducción), pasemos a los tres números, cada uno de treinta minutos de duración. El primero presenta una historia con tintes de patetismo muy al estilo de lo que treinta años antes hubiera protagonizado Lon Chaney. Gene Kelly es un pierrot de Carnaval enamorado de una integrante de la compañía interpretada por Claire Sombert, quien a su vez está enamorada del equilibrista (Igor Youskevitch). El segundo número es un episodio coral en el que un brazalete pasa de mano en mano como símbolo del círculo de infidelidad que une a diversos personajes y que termina “pegando la vuelta”. Y el tercero es una fantasía digna de Las Mil y Una Noches en la que Kelly interpreta a un marino que, con ayuda de un niño genio salido de una lámpara mágica, ingresa a un mundo animado del cual rescata a una princesa de las manos de dos guardias más pesados que peligrosos.-
Los primeros dos números están bastante bien, cuentan la historia que tienen para contar con buen manejo de los tiempos, las coreografías son interesantes y entretenidas y la calidad cinematográfica, si bien no es de lo mejor que se ha visto (la estética es un poco “lavada”, si bien fue filmada en Technicolor, no tiene ese carácter vibrante de otros films de la época) es buena. El problema está en el último tercio. Yo no sé qué pasó pero la animación (que lleva la firma de Hanna y Barbera) es muy deslucida. Algo que me llamó mucho la atención es que es bidimensional, los personajes no tienen volumen y, salvo en contadas tomas, no tienen sombras. Esto me sorprendió porque el mismo equipo fue responsable por la secuencia animada de Anchors Aweigh de 1945, la cual no sólo es una delicia sino que además es técnicamente brillante. Aquí todo se ve un poco feo y sobre todo muy largo. La historia no merece los treinta minutos que se le dedican y la coreografía termina resultando repetitiva. Es una lástima porque este es el final de la película y lo que debió haber sido impactante, un verdadero final a toda orquesta, aparece como desinflado. Les comparto a continuación dos fragmentos de cada uno de estos números animados para que puedan comparar por ustedes mismos y me cuenten cuál les da la impresión de ser más avanzado y cuál más primitivo.-
The Jolson Story (El hombre inolvidable) - Alfred E. Green, 1946.-
Esta película se encuadra dentro de un subgénero de musicales que fue muy popular en los años ‘40 y ‘50: la biografía más o menos ficcionalizada de algún compositor o músico popular. En este caso se trata de Al Jolson, interpretado por Scotty Beckett en su infancia y adolescencia y por Larry Parks en su vida adulta. La película básicamente parte de la premisa (que confieso que ignoro por completo si es falsa o no) de que la vida de Jolson es más o menos como la de su personaje en The Jazz Singer, con la diferencia que aquí su padre el Cantor de Sinagoga (Ludwig Donath) está más que feliz con el rumbo artístico tomado por su hijo y, junto a su esposa (Tamara Shayne), apoya totalmente la incursión en el mundo del espectáculo (recordemos que en The Jazz Singer Jolson sufría la expulsión de la familia, con dolorosas consecuencias para él y para su madre).-
En este caso, el joven Asa Yoelson se coloca bajo el ala de Steve Martin (sí, ese es el nombre del personaje interpretado por William Demarest, quien curiosamente también trabaja en The Jazz Singer), un artista de music hall que lo lleva de gira por todo el país como parte de su acto. Cuando la indisposición de Tom Baron (Bill Goodwin), un colega del teatro, le da la oportunidad de actuar como solista y con la cara pintada de negro además, Al (ya ha adoptado su nombre artístico) es descubierto e incorporado a un espectáculo de minstrel y luego llega a Broadway, en donde alcanza el estrellado y conoce a la mujer que se convertirá en su esposa, Julie Benson (Evelyn Keyes). Dos puntos para hacer aquí: Julie es a todas luces Ruby Keeler, pero la actriz rehusó que utilizaran su nombre verdadero para la película, lo cual es ridículo porque su matrimonio con Jolson era más que público; el segundo es que Jolson había estado casado dos veces antes de contraer matrimonio con Keeler, pero la película omite a estas dos esposas previas, con lo cual no sé qué es peor, que hayan cambiado el nombre de una o que hayan borrado de un plumazo a dos… en fin, licencias artísticas…).-
Recuerdo que cuando ví por primera vez The Jazz Singer me sorprendí de encontrar una película mucho mejor de lo que esperaba y con The Jolson Story me sucedió algo similar. La película parece alargarse por momentos y la verdad es que los personajes no tienen demasiados matices pero evidentemente Jolson tenía “algo” porque dan ganas de seguir mirando. La voz que escuchamos cada vez que Parks aparece cantando es la del propio Jolson y si bien la gestualidad del cantante (que Parks imita a la perfección) quedó muy pasada de moda, lo cierto es que el conjunto atrae y el resultado final es mucho más entretenido que otros biopics de la misma época, que suelen ser un poco plomazos.-
La película le atribuye a Jolson varios méritos que no sé si tuvo, como haber descubierto el jazz o haber inventado el concepto de iluminar la sala de teatro para que el artista pueda ver al público o de agregar una pasarela por encima del foso de la orquesta, para avanzar sobre la platea pero más allá de eso, cuenta una historia emocionante de un chico hijo de inmigrantes que se transforma en la personalidad más famosa y exitosa del espectáculo, en la voz por excelencia al punto de ser escogido para el primer largometraje sonoro (la película, producida por Columbia Pictures, no nombra a los hermanos Warner ni muestra imágenes reales o recreadas de The Jazz Singer, pero cubre esa parte de la historia). La relación con sus padres y con su mentor es una pieza central de la historia y uno de los aspectos más emotivos aunque las motivaciones se desdibujan un poco hacia el final. Particularmente, no terminé de entender el ida y vuelta que se teje entre Steve Martin y Julie, en el tire y afloje que tienen en cuanto a la permanencia de Jolson en el mundo del espectáculo o el retiro al campo que el matrimonio anhela (al menos en apariencia). Julie aparece como un personaje decididamente ambiguo y me pregunto si esto es una falencia del guión o un mensaje codificado para Keeler.-
Por último, no quiero dejar de mencionar que tanto esta película como en su momento lo hizo The Jazz Singer, muestran bajo una luz positiva y sobre todo, central para la historia, la tradición judía de la que desciende Jolson. Este aspecto me llamó muchísimo la atención en The Jazz Singer pero tal vez más en The Jolson Story porque me recordó que apenas acabada la II Guerra Mundial, parte de la población de Estados Unidos todavía se estaba preguntando para qué demonios se había ido a combatir al nazismo (hay una escena particularmente impactante sobre eso en The Best Years of Our Lives) y la cuestión del autosemitismo todavía era algo de lo que no se hablaba (un año después aparecerían dos películas que romperían el molde y provocarían gran controversia, Gentlemen’s Agreement y Crossfire). Los jefes de los grandes estudios de Hollywood eran, por su parte y en su gran mayoría, judíos que intentaban que no se hablara demasiado del tema. En este contexto, me resultó mucho más interesante que esta película no intentara esconder debajo de la alfombra la cuestión y me hace respetar aún más al propio Jolson. Otra nota interesante es que esta película tuvo una secuela en 1949 (algo que no era tan habitual en la época, exceptuando los seriales del estilo del Dr. Kildare o The Lone Wolf) que, afortunadamente, repite el elenco y que retoma la historia en el punto en que esta termina. Aún no la he visto, pero algún día daré con ella y les contaré qué me ha parecido.-
Hola Bet
ResponderBorrarDos películas con inicial y Mayúscula (por lo que cuentas suena como K de Kelly y J de Jolson)
Creo que el intento de Gene era arriesgado , aunque existían precedentes con éxito. Eso sí, para incondicionales de Kelly no se puede pedir mejor regalo.
En cuanto a Jolson: en la historía del cine tiene puesto -que no es poco- pero no fue el primero que canto con la cara pintada (un poco miserable, además, decir que "descubrió" el género).
Si lo de Gene puede ser autobombo, que la peli se llame "The Jolson Story" y que la traduzcan como "el hombre inolvidable" es como para ponerlo en letras tamaño cien y con un arcoiris de neón alrededor.
Un saludo, Manuel.
Sí, querido Manuel, "Invitation to the Dance" podría llamarse "El legado Kelly" tranquilamente pero lo bueno es que se nota que Kelly intentó que el foco de la película estuviera en las historias que se cuentan y en los otros bailarines más que en él mismo. No hay, excepto en Scherezade del cual es protagonista exclusivo, indicios de que quisiera tomar el centro de la escena en forma egoista.-
BorrarThe Jolson Story comete varios pecados de esos, es un poco como si Jolson (el de verdad) estuviera diciendo "miren qué genial que soy, pero además soy tan buen tipo que no pueden evitar amarme". Y en un punto... ay, esta chica del parasol blanco compró esa idea, porque la película me pareció encantadora (de ninguna manera tiene potencial para ser la favorita de nadie - aunque hay público para todo - pero es muy magnética). "El hombre inolvidable" es horrible como título, aplica tanto para un artista como para un asesino serial, pero bueno... los distribuidores nunca dejan de sorprender con esas ocurrencias.-
Le mando un abrazo y disculpe la demora en contestar, el verano agobiante y mi trabajo me están haciendo papilla :(
Bet.-
Madre mía, qué olvidada tengo Invitación a la danza.., pero siempre apetece volver a Gene Kelly. Estas "rarezas" merecen la pena ser visitadas. ¡La de The Jolson Story no la he visto todavía, pero me has despertado el apetito! De su director desconozco casi todo y eso que trabajó bastante con Bette Davis.
ResponderBorrarTe envío, mi Bet, todo mi cariño.
Te mando también un poco de aire fresco y horas de descanso.
Beso
Hildy
¡Querida Hildy! Gracias por todos los buenos deseos. El cariño y el descanso me han llegado (estoy terminando una semanita de vacaciones que tomé y que me vinieron muy bien). El aire fresco no me llegó, pero es que estamos lejos, jaja.-
BorrarCon Invitación a la Danza pasa algo extraño, porque yo tampoco recordaba nada de la película antes de revisitarla (creo que sólo la había visto una vez antes, tampoco es tanto, pero hay películas que dejan un recuerdo imborrable desde la primera vez). Solamente me acordaba de que el segmento animado es un poco plomo, y eso lo confirmé en el revisionado. Y sin embargo, es una película que en teoría debería ser más memorable.-
Me había olvidado de revisar la filmografía de Alfred Green. ¡Es el director de Baby Face! También tiene Union Depot y A Lost Lady, que me gustaron mucho y Ella Cinders, que creo que ví, pero ahora no la recuerdo muy bien (es una reversión de Cenicienta con Colleen Moore). Curiosamente, también filmó la vida de Eddie Cantor, se ve que luego de la de Al Jolson, le pidieron la otra jaja.-
Te mando un abrazo enorme, espero leerte pronto y yo también retomaré en breve con la siguiente entrega de mi abecedario, Bet.-