The Kid (El pibe) - Charlie Chaplin, 1921.-
Hay películas que integran este abecedario de cine desde el primer momento, que fueron las únicas en las que pensé para una determinada letra. The Kid es una de ellas. Y cuando me dispuse a verla lo primero que noté fue que esta película está cumpliendo cien años y aún funciona a la perfección y está bellísimamente restaurada en la versión que ví y todo eso me emociona un poco.-
La trama de The Kid nos presenta al Vagabundo (Charlie Chaplin) tomando a su cargo a un recién nacido abandonado por su madre (Edna Purviance), una mujer soltera y sin alternativas. El grueso de la historia se desarrolla cuando el niño tiene cinco años y el rostro de Jackie Coogan y junto a su padre adoptivo superan diversas aventuras, ya sean divertidas o dramáticas, en el vecindario pobre en el que viven.-
Esta película es una lección de construcción de trama y personajes. Con tan sólo 53 minutos de duración (hay una versión de 68 minutos disponible pero yo tomé la que sigue el montaje hecho por el propio Chaplin en 1972), no tiene tiempo que perder y concentra todo lo que tiene para decir sobre cada personaje o situación en unas cuantas pinceladas. Así, la desolación de la Mujer surge de las condiciones en las que ha dado a luz, en una institución de caridad cerrada con reja y candado que la lanza a la calle sin una palabra de consuelo. La tierna dedicación del Vagabundo para con John (el único personaje que tiene nombre propio es el niño) es evidente desde el primer momento en el que vemos cómo ha transformado su vida para ocuparse de él mientras corta pañales. La avaricia del encargado del refugio en el que el Vagabundo y John pasan la noche está tan bien establecida que no dudamos de que responde a un anuncio en un periódico por la recompensa en lugar de hacerlo por el bienestar de un niño eventualmente perdido. En el mismo sentido, la miseria del vecindario en el que transcurre la acción surge a las claras no sólo de la pobre buhardilla en la que vive el Vagabundo sino también de las aceras sucias y tristes y de sus habitantes: en una de las escenas que transcurren en la calle del Vagabundo, un extra aparece sentado en el cordón de la vereda en actitud de desaliento; nadie repara en él, pero su mera presencia en la escena cuenta la historia completa de la vida en ese vecindario.-
The Kid mantiene un tono duramente realista del cual sin embargo resulta el humor, como suele suceder en Chaplin. Y de pronto, hacia el final, el director sorprende con una secuencia onírica aparentemente incongruente. Confieso que me tomó un par de visionados entender qué está haciendo esta secuencia en la historia, no siendo muy buena para descifrar simbolismos. Esta escena tiene lugar en un momento de la historia en la que todo parece perdido para el Vagabundo y nos presenta la misma calle que conocemos bien pero esta vez pintada a nuevo y cubierta de rosas, con los personajes que también conocemos vestidos con túnicas y alas de ángel. El único que no tiene su atuendo angelical es el propio Vagabundo y sólo lo consigue una vez que el niño aparece para despertarlo y llevarlo donde un sastre. Cuando un diablillo aparece en la escena para acabar con la inocencia, dejamos de ver al niño y es entonces que el Vagabundo se ve involucrado en pequeños pecados que terminarán por destruirlo. Esta escena tiene un final chocante que nos lleva a la reflexión sobre quién salvó verdaderamente a quién, si el Vagabundo al niño o viceversa. Poco sabemos sobre la vida del Vagabundo antes de encontrar al niño abandonado pero a juzgar por la secuencia del sueño, sólo obtuvo sus alas gracias a John y lo perdió todo cuando se separó de él.-
Leave her to Heaven (Que el Cielo la juzgue) - John M. Stahl, 1945.-
Vuelvo a una Gene Tierney a todo color, en este caso malísima a más no poder en este film noir inusual. Leave her to Heaven comienza en una brillante mañana soleada, en la que Dick Harland (Cornel Wilde) llega a un pequeño muelle lacustre camino a su cabaña en las montañas. Todos los lugareños presentes lo miran de reojo e inmediatamente sabemos que este hombre esconde un secreto, el cual será oportunamente referido en un largo flashback por el abogado Glen Robie (Ray Collins). Este flashback nos presenta la historia de amor fulminante entre Dick y Ellen Berent (Gene Tierney), una bella mujer con la que Dick se casa sin conocerla demasiado y que a poco de iniciada la relación evidenciará que sus celos alcanzan límites dramáticos.-
Una de las cosas que más me gustan sobre esta película es la forma en la que Stahl (trabajando sobre el guión de Jo Swerling quien a su vez adaptó la novela de Ben Ames Williams) traslada el universo tradicional del cine negro, con su estética en blanco y negro de espacios mayormente cerrados que generan claustrofobia, con su voz en off y trasfondo de misterio o detectivesco a un Technicolor radiante, a un entorno apacible identificable para el espectador, a un ambiente familiar en el que nada podría salir mal. Esta transformación es tanto más inquietante en cuanto nos permite ponernos más fácilmente en los zapatos del protagonista, sobre todo porque como él también quedamos fascinados por la belleza escultural de Gene Tierney.-
Últimamente estoy tomando un mayor respeto por esta princesa malograda de Hollywood que no solo tuvo una vida privada dramática sino que además, veo, era más que una “cara bonita”. Su Ellen está en el borde entre el trastorno y la simple perversidad y cuando creemos que ya ha hecho lo más terrible de lo que es capaz, nos sorprende con una vuelta más hasta que termina como buena femme fatale que es, con la autodestrucción.-
Y al mismo tiempo, parte de sus posicionamientos son atendibles y como espectadores quedamos atrapados en la incómoda situación de identificarnos con ella. Su reclamo de recién casada de tener mayor intimidad con Dick o lo desplazada que se siente cuando su hermana adoptiva Ruth (Jeanne Crain) empieza a compartir más tiempo y complicidades con su esposo que ella misma, no aparecen como cuestionables. Podemos identificarnos con ella en eses planteos pero sus reacciones son perversas y de ahí la fascinación (vuelvo sobre esta palabra porque es la que mejor describe lo que creo que genera este personaje) que ejerce la película.-
Otro de los aspectos que me gustan de la forma en la que Stahl cuenta su historia es la ambivalencia de las situaciones. La película admite varios visionados no sólo porque queremos volver a ver a Ellen sino porque cada reacción, cada mirada puede interpretarse de diferente manera según conozcamos o no la verdadera intención de los personajes.-
Además, Leave her to Heaven es una película muy hermosa en cuanto a su fotografía, obra de Leon Shamroy que tiene varios títulos con estéticas impresionantes en su filmografía como Cleopatra, The King and I o What a Way to Go!. Varias escenas transcurren en penumbras, pese a que como mencioné esta es una película mayormente “diurna” y brillante, y en especial me llamó la atención que hay una toma “duplicada” que presenta a Dick con una y otra hermana en diferentes contextos, en siluetas recortadas contra un cielo crepuscular. El vestuario de Kay Nelson también es maravilloso y está bien al servicio de la historia: la imagen de Gene Tierney saliendo del mar con un traje de baño rojo furioso cuando acaba de superar una gran pérdida personal sólo puede ser superada por sus anteojos de sol icónicos en una de las escenas más terribles de la película.
Este valor estético también nos descoloca como espectadores. Si pensamos en el cine negro imaginamos ambientes sórdidos y gente que sólo vive de noche. Como decía al principio, no esperamos encontrar a una femme fatale montada a caballo o poniéndole bronceador a un jovencito en la orilla de un lago (recuerdo, por ejemplo, en Out of the Past en donde un entorno parecido estaba reservado a la “chica buena” de la película). De allí el impacto que genera esta película y el atractivo que nos llama a verla una y otra vez.-
Dios mío, adoro las dos películas de esta entrada.
ResponderBorrarLa de Chaplin significa mucho para mí, y tiene una gran importancia en mi vida y en mis escritos sobre cine. De hecho está vinculada también a un proyecto a punto de salir muy querido del que pronto hablaré largo y tendido. Yo también he analizado la presencia del sueño y para mí también tiene todo el sentido en la estructura de la película. El chico, Jackie Coogan es un prodigio... Tiene momentos memorables.
La segunda es una película de Stahl absolutamente fascinante. Efectivamente el uso del color es magistral, cómo cuenta esta historia y una de las femme fatales más tremendas del cine con una secuencia letal (la que has escogido precisamente para el fotograma).
A mí también me gusta muchísimo Gene Tierney. Desde que era pequeña y la descubrí en "Laura", fui intentando completar su filmografía e indagar en su vida. Es protagonista de una de mis películas favoritas: El fantasma y la señora Muir. Y protagoniza varias películas de cine negro, uno de los géneros que más me gusta, que me marcan como Noche en la ciudad (Night and the City).
Beso
Hildy
¡Ay, qué será ese proyecto tuyo! ¿Un libro, tal vez? Deberías escribir uno, yo compraría el primer ejemplar y me lo haría enviar hasta aquí.
Borrar"El Pibe", como le decimos aquí, es una de esas películas que conozco desde siempre aunque la vi por primera vez hace no muchos años. Particularmente, recuerdo que así se llamaba el video club donde alquilábamos películas en mi infancia (el record lo tuvimos cuando alquilamos 13 en una sola visita, incluida "Los diez mandamientos", no puedo asegurar que hayamos visto todas antes de la fecha de devolución, jaja). Debo confesar que en este nuevo visionado me conmovió menos de lo que esperaba, a diferencia de las otras películas de Chaplin que descubrí el año pasado (en especial "Luces de la ciudad"), pero nunca deja de ser emocionante y agudísimo en su comentario social. Le daré otro visionado en otro momento para ver si cambia mi impresión, debe haber algo mal en mí para que no me haya deshecho en lágrimas con la escena de la separación.-
En cuanto a "Leave her to Heaven", no era mi plan original para la letra L, pero cuando la recordé, no pude desperdiciar la oportunidad. ¡Que maldita es Tierney aquí! Estoy realmente cobrando interés en su carrera. "Night and the City" no me suena, no creo haberla visto, pero tomo nota. A mí me encanta "Where the sidewalk ends". ¿No te parece que Cornel Wilde es como una versión más pulida de Dana Andrews? Los encontré muy parecidos en este visionado y no pude evitar imaginarme a Andrews en el papel de Dick. Hubiera dado más atormentado creo, eso sí.-
Un beso grandote, Bet.-