One Rainy Afternoon (Una tarde de lluvia) - Rowland V. Lee, 1936.-
Para esta letra tenía reservada una película que quise ver durante años y que cuando ya iba por la mitad me tenía tan indiferente que no quise terminarla. Entonces salí desesperada a buscar otra película cuyo título empezara con O y encontré esta pequeña joya completamente desconocida para mí. One Rainy Afternoon recupera el espíritu de las primeras películas sonoras de Lubitsch, de esas películas que bailan y cantan sin música y que nos colocan en un escenario delicioso, picaresco y en donde un pequeño incidente amoroso toma proporciones exageradas pero nunca verdaderamente graves.-
Philippe Martin (Francis Lederer) es un joven aspirante a estrella teatral que tiene un romance con Yvonne (Liev De Maigret), una mujer casada. El truco de los amantes es llegar a una sala de cine cuando la película ya ha comenzado, encontrar sus asientos en la oscuridad y besuquearse durante toda la película para luego irse a hurtadillas antes de que la película termine. Esta estratagema ha funcionado a la perfección en el pasado, pero el día en cuestión Philippe termina por error en la butaca 99 en lugar de ocupar la 66 en donde lo espera Yvonne. Inevitablemente entonces, en el mejor momento de la película que miran los personajes (un musical a lo Jeanette MacDonald y Nelson Eddy), Philippe se abalanza sobre una desconocida Monique (Ida Lupino) y la besa, desatando un escándalo gracias a la inoportuna intervención de la Presidenta de la Liga Puritana (Eily Malyon) que casualmente estaba en la sala de cine y que asume la defensa de Monique como una causa nacional. A partir de allí cada grupo tomará partido en defensa de sus propios intereses: el empresario teatral para el que trabaja Philippe (Roland Young) quiere aprovechar el escándalo creciente para vender más entradas; Yvonne sólo pretende que su nombre no sea asociado al escándalo; el padre de Monique (Joseph Cawthorn), propietario de un periódico, quiere evitar que su hija se transforme en una pieza de amarillismo; y las Ligas de la moral quieren que se imponga un castigo ejemplificador al joven amante.-
Más de una vez verifiqué el año de estreno de esta película, porque no me parecía como de 1936 sino de 1931 o 32. No sólo por el tema ligero, que aquí es sorteado situando la acción en París (Hollywood siempre logró salirse con la suya en temas picarescos haciendo pie en la supuesta moral más suelta de la Europa continental) sino porque estéticamente esta película parece más antigua que su verdadera edad. Cierto es que puede ser que no existan buenas copias de esta película, pero más allá de la calidad de video el vestuario, la fotografía, los escenarios, el tono, todo hace pensar en películas como Monte Carlo o This is the Night más que en comedias sofisticadas como las de Astaire y Rogers o screwball comedies como su contemporánea My Man Godfrey.-
Más allá de esta extrañeza cronológica, esta película es una verdadera delicia. Philippe podrá no estar arrepentido de haberse abalanzado sobre una extraña y su defensa en el juicio al que es sometido es más que dudosa (básicamente dice que Monique es tan encantadora que no pudo evitar besarla… ok…) pero por lo demás es encantador. El pequeño apartamento que comparte con el apuntador Toto (Hugh Herbert) no es ningún lujo pero la pareja de amigos evidentemente se esfuerza por mantenerlo aseado (siempre están lavando platos con sus delantales puestos) y su relación con Monique florece en una manera muy natural y bien justificada dentro de la historia (nada de esos romances instantáneos que vemos muchas veces) y con un galán que no teme quedar en ridículo partiéndose la espalda varias veces en una pista de patinaje sobre hielo. Toto es además un personaje genial por derecho propio: como buen apuntador que es, nunca dejar de proponer líneas a los demás personajes ya sea en el escenario o en la vida cotidiana.-
One Rainy Afternoon tiene además un elenco de secundarios de oro, empezando por el querido Donald Meek en el papel del Juez a cargo del proceso iniciado contra Philippe. Tenemos además a Mischa Auer en el rol del actor principal que será desplazado por Philippe cuando éste cobre notoriedad y a Erik Rhodes reeditando su papel característico como el prometido italiano de Monique, además del inconfundible Billy Gilbert en un pequeño papel como auxiliar de la corte.-
Esta película (disponible en Youtube aunque sin subtítulos en español) es una verdadera joya, es puro entretenimiento de ese que todos necesitamos de tiempo en tiempo y tiene además esa maravillosa escena en la sala de cine que nos hace soñar: entre los que hemos ido solos al cine muchas veces, ¿quién no fantaseó alguna vez con encontrar el amor sentado en la butaca de al lado?
The Pirate (El Pirata) - Vincente Minnelli, 1948.-
Hace muchos años publiqué una entrada sobre momentos de delirio en la pantalla e incluí un apartado sobre esta película, pero le debía un comentario más completo.-
Como reseñé en aquella oportunidad, The Pirate es la fantasía caribeña de Minnelli en la cual un actor itinerante llamado Serafin (Gene Kelly) finge ser un famoso pirata para conquistar a Manuela (Judy Garland), una jovencita fantasiosa que está a punto de casarse con el alcalde del pueblo (Walter Slezak) pero anhela una vida llena de aventuras.-
Esta película combina lo genial con lo excesivo y lo que no termina de estar del todo bien, más una gota de lo que nos deja con la boca abierta. Del lado de lo genial, se trata de una producción asombrosa. Minnelli es bien conocido por su obsesión por el detalle y aquí abundan ejemplos. No sólo en los interiores de las casonas coloniales de la familia de Manuela (sus tíos interpretados deliciosamente por Gladys Cooper y Lester Allen) y de su prometido sino especialmente en las calles de Port Sebastian y Calvados, los dos pueblos en los que transcurre la acción. Los vestuarios de decenas de extras, las acciones que son dadas a cada uno, los elementos de la escenografía, casi que es demasiado para el ojo humano sobre todo si al mismo tiempo uno está intentando concentrarse en los dos protagonistas.-
Lo excesivo aquí reside en el estilo farsesco de las interpretaciones (lo que hace que algunos espectadores puedan llegar a pensar que la película es demasiado “bulliciosa”). Todo es exagerado e intenso en una broma que a Minnelli y a Kelly se les escapó un poco de control y de ahí el fracaso comercial de la película en su momento. Ciertamente en lo personal tengo que estar en un estado de ánimo especial para ver esta película, alguna que otra vez la he dejado por la mitad porque no tuve la energía suficiente para terminarla. Pero siempre que puedo llegar hasta el final, encuentro una película muy divertida, con dos protagonistas en lo más alto de sus facetas cómicas dejándolo todo en la pantalla, tanto como lo hacen en la breve escena teatral que comparten hacia el final, cuando Manuela declara públicamente su fascinación por el pirata ante la mirada hipnotizada de su prometido.-
Judy Garland no estaba nada bien durante la filmación de esta película y perdió muchísimos días de trabajo. Minnelli básicamente debía filmar lo que pudiera cuando pudiera y por eso se ven en la película muchos planos individuales de Manuela, como reacción a las acciones de otros personajes. Y tal vez por ello ocurre en la película una rareza y es que el primer número musical de la estrella de la película tiene lugar a treinta minutos de comenzada ésta. En gran medida quien se roba el espectáculo es Gene Kelly, quien en primer lugar nunca estuvo más en forma, y en segundo lugar tuvo la oportunidad de librarse por una vez del tap y pudo explorar otro tipo de estilos. En mi entrada anterior me referí especialmente a su ballet del pirata y en un tono bastante solemne, pero ahora que entramos en confianza déjenme decirles que no puedo evitar mirarlo con una expresión estúpida en la cara. Lo que hubiera dado por ser una mosca en la pared de ese set de filmación y ver esos muslos en vivo y en directo. Tratando de recuperar la compostura, diré que creo que disiento con mi interpretación de aquél artículo, ya no creo que Manuela alucine con ser sometida por el pirata. La mujer que aparece en el comienzo del ballet no parece ser Manuela, quien no utiliza ese tipo de tocados (que sí portan sus amigas) en ninguna escena, por lo que no creo que la joven se incluya en su propia fantasía. Podría ser que Manuela alucine con las aventuras del pirata antes de conocerla, pero también es significativo desde el punto de vista psicológico y narrativo que, pudiendo imaginarse lo que se le diera la gana, no incluya una representación de sí misma en la escena.-
Esta película tiene muchas aristas interesantes a tratar. Quiero referirme brevemente a tres de ellas. Por un lado, encuentro destacable que las tres películas que Gene Kelly y Vincente Minnelli filmaron juntos (ésta, An American in Paris y Brigadoon) incluyan elementos de fantasía más o menos preponderantes en la historia. Ambos realizadores se entendían muy bien y creo que sabían explorar las posibilidades de expandir la realidad que ofrece el cine (no conozco la filmografía de Minnelli tan bien como de la de Kelly, pero si por este último fuera, recuerdo bien las escenas de fantasía en Cover Girl, Anchors Aweigh u On the Town). Por otro lado, no puede subestimarse la inclusión de un número conjunto de Kelly con los hermanos Nicholas, un dúo de extraordinarios bailarines afroamericanos que comparten escena con el protagonista en la primera versión de Be a Clown que se escucha en la película. Los números de artistas afroamericanos usualmente era incluidos en las películas bajo la forma de “actos especiales” que podían tranquilamente ser editados en los estados del sur de los Estados Unidos en donde las leyes segregacionistas gozaban de excelente salud en esta época, sin que la película sufriera en su estructura narrativa. Al compartir escenario, y en un pie de igualdad además, con sus compañeros de baile, Kelly y los demás responsables por el film estaban garantizando que la escena no fuera cortada. Finalmente, la escena final es de lo más curiosa porque recupera la canción Be a Clown con un auténtico número de payasos interpretado por Manuela y Serafin, explicitando que la joven se unió al actor no sólo en el plano romántico sino también artístico. Es bastante inusual terminar la película con la protagonista vestida de payaso de pies a cabeza y muriéndose de risa con su enamorado (no puedo dejar de sentir que esa risa es espontánea entre Kelly y Garland) en lugar de hacerlo con una boda o al menos con un beso romántico. Esta última escena además de dar el gusto a Garland, que amaba representar ese tipo de números, deja una nota alentadora respecto del futuro de la pareja. Manuela se salvó por los pelos que terminar sus días como la gris esposa de un hombre que no deseaba nunca alejarse del hogar y ahora podemos confiar en que comparte risas y esfuerzos de igual a igual con un hombre que supo remover cielo y tierra con tal de conquistarla.-
Cómo me ha llamado la atención la primera película, "One Rainy Afternoon", y además con mi adorada Ida Lupino. Pero me ha chiflado todo lo que has contado y cómo lo has contado en EL PIRATA. Y yo que tengo un especial cariño a esta fantasía musical... Pero en tu texto hay cosas maravillosas sobre el cine de Kelly y Minnelli, sobre por qué la película es de determinada manera por los desequilibrios emocionales de Garland. Sobre el maravilloso número doble de "Be a Clown". Vamos, un lujazo de texto, mi querida Bet. Para lanzarse en plancha a ver de nuevo "El Pirata"... ¡y extasiarse con los muslos de Kelly! (me parto de risa contigo... quién fuera mosca, jajaja).
ResponderBorrarTu diccionario es una joya.
Beso
Hildy
¡Ay, jajaja, se me salieron los colmillos! Esas piernas son las únicas que superan a las de March en El Signo de la Cruz, jaja.-
BorrarQué mimo recibir tantos elogios... El Pirata siempre fue una de mis favoritas cuando estaba inmersa en los musicales pero de veras siento que tengo que estar en un estado de ánimo apropiado para disfrutarla. De lo contrario me pierdo un poco la broma. Dicho esto, Garland está fantástica (su desmayo ante Macoco me parte de risa cada vez que lo veo) y Kelly está desatado.-
One Rainy Afternoon me resultó tremendamente deliciosa. La recomiendo mucho, mucho.-
Confieso que lo ignoro todo sobre Ida Lupino, es más... creo que es la primera película de ella que veo (aquí me ruborizo), pero debería indagar en su filmografía, sobre todo como directora.-
Te mando un abrazo enorme, qué gusto compartir mis aventuras de cine contigo.-
Bet.-