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Abecedario de cine (primera entrega): A - B.-

Angel  - Ernst Lubitsch, 1937.-




Hace tiempo que quería ver esta película como parte de mi afán de completar la filmografía de Lubitsch y me encontré con algo inesperado. Angel comienza con una misteriosa mujer que llega a París bajo el nombre falso de Mrs. Brown (Marlene Dietrich) y conoce por accidente a Anthony Halton (Melvyn Douglas), un turista en busca de entretenimiento. Luego de una noche de romance, en la que la misteriosa dama se ha negado a dar su nombre y es apodada “Ángel” por un Halton enamorado, la pareja se separa. “Ángel” vuelve a su vida de siempre como la esposa de un importante político británico, Sir Frederick Barker (Herbert Marshall), con la tenue promesa de reencontrarse con Halton en París dentro de algunas semanas… o tal vez no.-

Angel tiene en sus primeras escenas algo del espíritu de Ninotchka, con su corte de antiguos nobles rusos refugiados en París, sobreviviendo como mejor pueden. Un travelling genial nos muestra, desde el exterior de la mansión de la Gran Duquesa Anna Dmitrievna (Laura Hope Crews), las salas de juego en las que se empeñan pequeñas fortunas, el bar y los salones privados en los que los caballeros como Halton aguardan para que la Gran Duquesa les arregle citas con las que entretenerse por las noches. En ese contexto coinciden tanto Halton como Maria (el verdadero nombre de “Ángel”), en una primera nota que trastoca el orden establecido: Maria es la única mujer que vemos en la película acudir a la Gran Duquesa para concertar un encuentro, el resto de sus huéspedes son hombres.-

Lo único que encuentro no del todo redondo en esta película es precisamente la elección de la protagonista. Es difícil mirar esta película y no preguntarse cómo hubieran estado Carole Lombard o Miriam Hopkins en el rol de “Ángel”. Todo es un poco más solemne, un poco menos chispeante con Dietrich y como consecuencia el “toque Lubitsch” sufre. Incluso Marshall, Horton y Douglas han visto mejores días.-

Aún así Angel tiene todos esos detalles que amamos en Lubitsch: las elipsis, la historia contada a través de los ojos de los sirvientes de todas estas personas sofisticadas y elegantes que ocupan el centro de la escena, las puertas que esconden secretos o que se presentan como la diferencia entre la reconciliación y la separación definitiva. En particular hay dos momentos deliciosos que tienen por protagonistas a los sirvientes de los Barker. En el primero, el valet de Sir Frederick (querido Edward Everett Horton) regresa de acompañar a su señor en gestiones ante la Liga de las Naciones y le cuenta al mayordomo de la familia (Ernest Cossart) las perspectivas de paz mundial a través de las costumbres y maneras de los delegados extranjeros: si los franceses no tienen valets o los rusos sumergen sus masas en el café se transforman en detalles definitorios de los destinos de cada pueblo. En el segundo, el avance de una tensa cena en la que dos de los tres comensales comparten un secreto, es reinterpretado por los sirvientes según la forma en la que los platos vuelven a la cocina.-

Angel tiene además la virtud de presentarnos un personaje femenino que en apariencia lo tiene todo pero que está en una búsqueda personal y hacia el final, verdaderamente sentimos su dolor y las contradicciones de sus sentimientos. Maria y Sir Frederick tienen un maravilloso matrimonio, han vivido momentos apasionados (es tan raro encontrar en el cine clásico de Hollywood un matrimonio sexy y con estos dos de veras que se siente la pasión que los une) y tienen todas las posibilidades de resolver lo que no funciona del todo bien. Y sin embargo hasta el último minuto dudé respecto a cómo iba a terminar la película. Lubitsch nos mantiene en vilo y cualquiera de las dos opciones que se abren ante Maria es igualmente válida y plausible.-


Battling Butler (El boxeador) - Buster Keaton, 1926.-




Confesión: nunca había visto una película de Buster Keaton pero hacía tiempo que quería enmendarme y comencé por esta porque la tenía a mano, aunque sospecho que no es una de las más conocidas o de las más representativas de su estilo. Dejando eso de lado, disfruté muchísimo durante los 61 minutos en los que Keaton nos lleva de la mano por la historia de Alfred Butler (el propio Keaton), un “niño bien” que es enviado en un viaje de caza y pesca por su padre, para “convertirlo en un hombre”. Alfred parte hacia el bosque acompañado por su valet (Snitz Edwards, a quien le vi cara conocida durante toda la película, y es que aparece en The Phantom of the Opera, con Lon Chaney) y allí conoce a una joven (Sally O’Neil) de la que se enamora. Todo marcha sobre ruedas en el plano del romance, pero la familia de ella no está dispuesta darle su mano en matrimonio a un “debilucho”. Alfred aprovecha entonces la existencia de un boxeador con su mismo nombre (Francis McDonald) para mejorar su imagen frente a su familia política, pero las cosas se complican cuando el verdadero boxeador le deja su lugar a Alfred en una pelea por el título contra un rudo contrincante apodado “el asesino de Alabama”.-

Obviamente tratándose de una película de alrededor de una hora de duración, todo se mueve rápido pero al mismo tiempo no queda ningún cabo suelto en esta intrincada historia. La cuestión de la sustitución de identidad tiene más de una vuelta de tuerca en la medida en las que las esposas de ambos Butler (Mary O’Brien interpreta a la mujer del verdadero boxeador) se incorporan a la vida en el campamento de entrenamiento, y cada nueva complicación en la vida del protagonista está bien resuelta y sirve a la historia.-

Decía al comienzo que esta película no es tal vez la más representativa del estilo de Keaton y es que no tiene demasiadas de esas acrobacias asombrosas por las que es más reconocido. Por el contrario, el estilo de la película es bastante sobrio y la comedia surge naturalmente de la contradicción que implica este niño rico de ciudad intentando vivir en un ambiente natural o dejándose arrastrar por una mentira que se vuelve cada vez más grande. Esta sobriedad hace que un momento particular en la película, que podría haberse convertido en un gag conforme a parámetros de comedia que han cambiado en los últimos cien años, no lo sea: “Battling” Butler (el verdadero boxeador), está celoso de Alfred por una serie de malentendidos cómicos que le han hecho creer  que su esposa tiene un romance con su homónimo. La resolución de la controversia nos llega en la escena siguiente en la que la esposa del boxeador aparece leyendo tranquilamente una revista, con el ojo negro. Este elemento de violencia doméstica bien podría - conforme los estándares de la época - haberse utilizado como factor de comedia y sin embargo, en una forma sorprendentemente seria y moderna, es tratada de forma descriptiva por Keaton. No soy partidaria de hacer pasar las obras de arte de tiempos pasados por el filtro de nuestra visión contemporánea sobre las cosas, pero este detalle no dejó de sorprenderme agradablemente.-

Por otro lado, la gran lección en la vida de Alfred llega un poco en el sentido que su padre esperaba. Sólo que no es la vida en la naturaleza lo que lo convierte “en un hombre”, sino que el crecimiento de Alfred llega cuando aprende a valerse por sí mismo, en la secuencia final de la película. Desde el comienzo vemos que Alfred no toma las riendas de su vida (es bastante inútil, hay que decirlo) y apela a su valet para todo (la frase “arréglalo” se convierte en un running gag a lo largo de la película), pero hacia el final se decide a zanjar una cuestión pendiente por sí mismo y en igualdad de armas con su contrario y sólo entonces puede cortar con la mentira en la que ha estado viviendo y ganarse el final feliz que ha conseguido.-


Comentarios

  1. ¡¡¡Vaya, empieza fuerte este diccionario!!!
    Me has dejado con muchísimas ganas de volver a ver "Ángel".
    Y en cuanto a Keaton..., estoy segura de que te va a fascinar un montón y que vas a coger carrerilla con sus películas y se va a convertir en uno de tus amados, jajajaja. Fíjate que no recuerdo si he visto alguna vez "El boxeador" o la tengo totalmente olvidada.
    Pero Buster me resulta fascinante. Tengo gran cariño a "Siete ocasiones". Y ahora una de mis favoritas es El moderno Sherlock Holmes.

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. ¡Sí, había leído sobre Keaton en el espacio de Irene Bullock y desde entonces venía proponiéndome terminar con este desconocimiento de sus películas! Hay varias de ellas en una plataforma de streaming disponible aquí que tiene un catálogo de clásicos delicioso ("Batling Butler" salió de allí) así que cuento con poder adentrarme más en su obra.-
      "Angel" me dejó una impresión extraña, como si no terminara de ser todo lo impecable que uno espera de Lubitsch. Pero nuestro querido no podía menos que encabezar este proyecto y no será su única intervención por estos lados.-
      Te mando un abrazo enorme, Bet.-

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